Las musulmanas como hijas tienen como primer derecho la vida, ya que antes de la venida del Islam, había la costumbre de enterrar vivas a las hijas ya que se consideraba una desgracia tener hijas mujeres, pero el Islam condenó esta práctica dando así a las mujeres el derecho de vivir:
“Ciertamente Dios os ha prohibido…enterrar vivas a sus hijas mujeres”.
(Transmitido por Al-Bukhari)
La ley Islámica estipula que los padres deben cuidar a sus hijos y prestarles atención, pero en especial a sus hijas mujeres, ya que el progenitor y la progenitora que cuiden bien de sus hijas pueden alcanzar la recompensa de ser librados del castigo del Infierno:
El Profeta, sallallahu allayhi wasallam (la paz y las bendiciones de Allah sean con él), dijo:
“Quien cuide a dos hijas hasta su madurez, llegará al Día de la Resurrección conmigo así” y unió sus dedos para ilustrar sus palabras.
(Transmitido por Muslim)
Y también dijo:
“Quien tenga tres hijas mujeres y sea paciente con ellas, las alimente, las vista de acuerdo a sus posibilidades, será como una barrera entre él y el fuego del infierno el Día del Juicio”
(Transmitido por Ibn Majah)
Aisha, radiyallahu anha (que Allah esté complacido con ella) dijo:
“Una mujer pobre tocó a mi puerta y traía dos hijas. Les ofrecí tres dátiles (porque no tenía otra cosa). La mujer le dio un dátil a cada hija y se llevó el tercero a su boca justo cuando las niñas le pidieron más. Entonces ella lo dividió en dos y le dio una mitad a cada una. Me quedé admirada por la acción de la mujer y se lo conté al Profeta, sallallahu allayhi wasallam, y luego de oírme dijo: “Ciertamente Allah le tiene reservado el Paraíso por este acto” o “La libró del Infierno por este acto”.
En otra narración, al final agregó:
“Quien sea puesto a prueba por cuidar a sus hijas, ellas serán su escudo contra el fuego infernal”.
(Transmitido por Al-Bukhari y otros)
Otro derecho con el que cuentan las hijas es ser consultadas por sus padres (o tutores) sobre asuntos matrimoniales y su consentimiento es esencial para la validez del casamiento. Una mujer musulmana no puede ser obligada a aceptar o a rechazar una propuesta de matrimonio por presión de sus padres ni de nadie.
El Profeta, sallallahu allayhi wasallam, dijo:
“Una mujer divorciada o viuda no puede casarse hasta que se le consulta y tampoco la virgen puede contraer matrimonio hasta que se obtiene su consentimiento”. Entonces preguntaron: “¿Y cómo expresa su consentimiento, oh Mensajero de Allah?”. Dijo: “Con su silencio (por vergüenza)”.
(Transmitido por Al-Bukhari y otros)
El Imam Ahmad y otros narraron que Aisha, radiyallahu anha, dijo:
“Una mujer se acercó al Profeta de Allah, sallallahu allayhi wasallam, y le dijo: ‘Mi padre me ofreció en matrimonio a su sobrino para elevar su estatus social’. El Profeta, sallallahu allayhi wasallam, le dijo que la decisión estaba en sus manos, de aceptar o rechazar la propuesta. Ella dijo: ‘Yo apruebo la decisión de mi padre, pero quería enseñarle a otras mujeres que sus padres no tienen derecho a decidir por ellas”.
Todos estos hadices mencionados anteriormente nos demuestran que las hijas mujeres en el Islam son muy valoradas y respetadas, como lo dijo el Profeta, sallallahu allayhi wasallam:
“No usen la fuerza contra sus hijas porque son una compañía preciosa y agradable”.
(Transmitido por Ahmed)
Fuente:
Extractos del artículo "La Mujer como niña e hija"
Libro:
“La Mujer en el Islam: Refutando los prejuicios más comunes”
Autor:
Abdur-Rahman Al-Sheha
Traducción:
Prof. Lorena Lara
Edición:
Lic. Zulman Ovejero
Publicado en: