La permisión de asistir a la masjid (mezquita)
Allah ha excusado a las mujeres de la obligación de asistir a la oración de jamaah en la masjid; pero, al mismo tiempo, se les permite ir a participar de la jamaah (congregación) con la condición de que vistan correctamente, para no causar ninguna tentación. En verdad, las primeras mujeres musulmanas salían a rezar en la masjid detrás del Profeta, sallallahu allayhi wasallam (la paz y las bendiciones de Allah sean con él). Dijo Aisha, radiyallahu anha (que Allah esté complacido con ella): "El Mensajero de Allah sallallahu allayhi wasallam solía rezar fajr (oración de la madrugada) y las creyentes rezaban con él envueltas en sus vestiduras; luego, ellas regresaban a sus hogares y nadie las reconocía". Y también dijo: "Las creyentes solían participar de la oración del fajr con el Mensajero de Allah sallallahu allayhi wasallam envueltas en sus vestiduras. Luego, regresaban a sus hogares después de haber finalizado la oración, y nadie las reconocía por la oscuridad".
La sabiduría de Allah al no hacer obligatoria para las mujeres la asistencia a la masjid
Allah, Alabado sea, Demostró una gran misericordia hacia las mujeres, librándolas de celebrar las cinco oraciones obligatorias en congregación, en la masjid. Si Allah hubiera determinado esto como obligatorio, habría colocado una carga intolerable sobre las mujeres y no hubieran sido capaces de cumplirla. La pesada carga de las mujeres (los quehaceres domésticos y la atención a las necesidades de su marido y sus niños), no les permite abandonar la casa cinco veces al día, sería imposible para ellas hacer esto. De ese modo, se vuelve suficientemente palpable la sabiduría que hay detrás de limitar la asistencia obligatoria de las mujeres a la masjid. Su oración en el hogar está descrita como mejor para ella que su oración en la masjid, pero Allah, Alabado sea, le concedió la libertad de elección: ella puede rezar en el hogar si así lo desea, o puede ir a rezar a la masjid.
“No impidáis a las siervas de Allah asistir a las masjids de Allah”
Si la mujer pide permiso a su esposo para salir hacia la masjid, él no puede impedírselo, tal como el Profeta, sallallahu allayhi wasallam, lo expresó en varios hadices, como los siguientes: "No impidáis a vuestras mujeres ir a la masjid, aunque sus hogares son preferibles para ellas"; "Si vuestras esposas os piden permiso para ir a la masjid, no se lo neguéis". Los hombres hicieron caso a la orden del Profeta, sallallahu allayhi wasallam, y permitieron a sus mujeres ir a la masjid, aún cuando esto iba en contra de sus propios deseos. No hay indicación más exacta de esto, que el hadiz de Abdullah Ibn Umar, en el cual manifiesta: "Una de las esposas de Umar acostumbraba a rezar el fajr y el isha en congregación, en la masjid. En cierta ocasión, le fue preguntado: '¿Por qué vas a la masjid cuando sabes que a Umar le desagrada y es un hombre celoso?' Dijo ella: '¿Qué es lo que lo detiene de prohibirme hacerlo?' Él respondió: 'Las palabras del Mensajero de Allah: ‘No impidáis a las siervas de Allah asistir a las masjids de Allah’".
En conformidad con las enseñanzas del Profeta, sallallahu allayhi wasallam, que permitían a las mujeres asistir a la masjid y que prohibían a los hombres impedirles hacer tal cosa, las masjids estuvieron colmadas de mujeres, yendo y viniendo, tanto en los tiempos del Profeta, sallallahu allayhi wasallam, como en los sucesivos períodos donde fue posible. Las mujeres venían a la oración, asistían a los sermones y clases, y tomaban parte activa en la vida pública del Islam. La masjid fue y continúa siendo el centro de luz y guía para los musulmanes; en este ambiente de pureza se realizan actos de culto, y desde su minbar (púlpito) se trasmiten mensajes de veracidad y guía. Desde los albores del Islam, la mujer musulmana ha tenido un rol que jugar dentro de la masjid.
Fuente:
Extractos del artículo "La Asistencia de la Mujer a la Mezquita"
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