Assalamu alaikum hermanas,
Doy gracias a Allah y a mi querida hermana que me permiten compartir mi experiencia con ustedes, la misma que espero sirva para que otras personas tomen la decisión de regresar al camino de la vida y la verdad.
Mi nombre es Silvia Varas, soy ecuatoriana y como la mayoría de las personas de mi país y ciudad, fui educada en la fe cristiana católica, estudié en escuela, colegio y actualmente voy a terminar mi carrera inshallah (si Dios quiere) en una universidad católica. En estos establecimientos crecí respetando las creencias religiosas de las demás personas pero pensando que mi religión era la auténtica, de hecho desde los 12 hasta los 14 años de edad sentí fuerte inclinación hacia hacerme monja.
Pero bueno, el tiempo pasó y como toda persona tuve los mejores y los peores momentos de mi vida (hasta ese entonces), golpes muy duros que considero las peores situaciones a las que podemos enfrentarnos las mujeres, cosas que me hicieron alejar de Dios por un tiempo y vivir sin ninguna fe ni religión, fue entonces cuando empecé a darme cuenta de que mi fe no era tan fuerte y que en realidad tenía muchas dudas acerca de la misma, dudas que más adelante fueron respondidas en el Islam alhamdulillah (gracias a Allah).
Hace 5 meses empecé unos cursos de inglés en internet y aunque no estoy muy segura pero me parece que fue allí donde conocí a una chico y a una chica musulmanes de Egipto, ambos jóvenes y muy amables, al principio no hablamos de religión, solo de inglés, pero me llamaba mucho la atención que ellos se iban a determinadas horas a rezar, y cuando yo les conversaba ciertos problemas que yo tenía generalmente respondían con frases llenas de sabiduría acompañadas de “El Profeta” sallallahu allayhi wasallam (las paz y las bendiciones de Allah sean con él) y “surah” sin que yo entendiera bien lo que esto significaba.
Poco a poco, fue creciendo mi curiosidad acerca de estos temas y comencé a buscar en internet para saber más y fue allí donde encontré las respuestas a todas esas dudas que tenía con mi religión, pero no me atrevía a decir nada porque aquí en América del Sur el Islam no es conocido y menos de la forma correcta, así que seguí con mi lectura y empecé a buscar foros para intercambiar ideas con musulmanes, ya que perdí contacto con mis amigos musulmanes por cosas de la vida.
Hace un mes por medio de uno de los foros pude contactar a una hermana de mi ciudad, ella me facilitó unos libros del Islam, Isa (Jesús) allayhis salam (la paz sea con él), Muhammad sallallahu allayhi wasallam, el papel de la mujer en el mismo y demás textos que me permitieron conocer más y reafirmar mi decisión de convertirme en musulmana.
La siguiente semana de conocer personalmente a una hermana, pude asistir con ella a la musallah (lugar de oración) y conocí a otras musulmanas, aunque fui algo temerosa, desde que entré allí supe que ése era mi lugar y finalmente el séptimo día de ramadán, jueves 27 de agosto del 2009 hice shahadah (testificación de fe) vía internet con una hermana y Abdullah, un amigo de Arabia Saudita y al día siguiente lo hicimos oficial en la musallah con el Imam (líder religioso), la alegría más grande de me invadió y realmente sólo quién haya vivido la experiencia puede entender como late el corazón en ese momento y una sonrisa que no puede borrarse de los labios por varios días, empecé mi ayuno ese mismo día y a aprender la manera de hacer los salats (rezos).
Cuando le conversé a mi mamá la paz que encontré en el Islam ella no se opuso y parecía estar de acuerdo, pero conforme avanza el ayuno de Ramadán y mi vestimenta y comportamiento cambian (en tan sólo 5 días), se han dado los primeros inconvenientes, pero Allah nos ayuda y nos hace fuertes en los momentos más duros así que me encuentro batallando actualmente jejeje.
Hoy tengo 21 años y mi firme convicción de pertenecer al Islam y espero que las hermanas que tengan la posibilidad de rezar, ayunar, usar hijab (velo y ropa adecuada para cubrirse) lo hagan con la mayor alegría del mundo, porque créanme, en distintas partes del mundo estas cosas tan sencillas son causantes de discusiones con nuestras familias no musulmanas y mucho dolor por las miradas y la falta de comprensión y respeto por parte de los compatriotas y de las “amistades”.
No es nada sencillo vivir el Islam en éste lado del mundo, pero la fe es nuestro motor y lo que no nos deja rendirnos. Me despido esperando que mi testimonio llegue a sus corazones en el momento más apropiado y las motive a continuar su lucha y a no perder las enseñanzas y los deberes de las buenas musulmanas según lo que Allah pide de nosotras.