5 oct 2011

Historia de Laila

Assalamu alaikum (La paz sea con ustedes)

Me llamo Laila, Raquel es mi nombre de siempre, y quiero contar mi historia porque estoy segura de que os puede sorprender ya que todas las que hemos abrazado el Islam ha sido porque Allah nos ha elegido, pero mi historia quizá fue un poco especial.
Nací y me crié en un pueblo pequeño de Albacete (España) donde la mayoría de la gente siempre ha hablado mal de los árabes (que roban, que tratan mal a las mujeres…) pero a mí todo eso no me impedía ver mis dibujos favoritos en la tele: Aladín jajaja. Me encantaba ver aquellos dibujos y me llamaba mucho la atención los nombres, la ropa de la princesa Yasmín, la decoración del palacio… ¡todo! Aunque ahí no hubiese Islam, pero ya había algo de árabes y quizá ése fue mi comienzo.
Una de mis abuelas era la persona más religiosa que he conocido, iba a la iglesia todos los sábados, los domingos, los días festivos, rezaba… y a mí, cómo no, pues me enseñó a ser un poco como ella y estaba orgullosa de ir con mi abuela a la iglesia, de aprender a rezar, tomar mi comunión y colaborar en la iglesia siempre que podía ayudar en algo, pero aún así había algo que me faltaba.
En la iglesia prometían mucho, daban todo por hecho, y siempre decían que Dios tendría misericordia de aquellos que tanto rezábamos e íbamos a misa, pero a mis doce años y sin nadie esperarlo, mi abuela, la que tanto cumplía con su religión, murió justo el día de mi cumpleaños. Yo no entendía por qué había muerto si ella cumplía con todo aquello que decía la iglesia y había personas mucho peores y que no cumplían para nada la religión, así que aquello fue algo que me hizo pensar si todo lo que me habían enseñado hasta entonces era cierto.
En aquel cumpleaños, además de que murió mi abuela, cambió mi vida porque fue cuando mis “amigas” empezaron a salir de fiesta, a beber, algunos de mis amigos con los que había compartido clase toda la vida empezaban a fumar… pero yo no veía ninguna diversión en eso. Ahí empezaron mis problemas con mis amigos/as porque si no probaba todo aquello ya era menos que ellos, y a mí me dio igual y nunca quise probar nada de toda esa vida que llevaban.
Pasé un año y medio más o menos sin amigas ni amigos, sólo tenía a mi prima un año más pequeña que yo y que tampoco me hacía mucho caso… pero no me sentía sola porque tenía muchos libros y también tenía Internet y podía investigar cosas nuevas.
Descubrí un libro “Mariem y la ruta fantástica”, un libro infantil y de fantasía pero que desde que vi el título sabía que tenía algo especial. Lo compré y lo leí millones de veces, y también compré la segunda parte “En el país de Mariem” y cada vez veía más cosas que me gustaban. Ahí aprendí el significado de Salam alaykum (la paz sea contigo), y muchas más cosas de los árabes que me encantaban.
Con el tiempo empecé a no ser buena chica para la imagen de los demás, iba al mercadillo y me llamaban la atención los marroquíes, vinieron marroquíes a vivir a mi pueblo y yo sin conocerlos les saludaba (tanto a hombres como a mujeres) y poco a poco empecé a hacer amigas marroquíes y a contarles mi interés por su cultura y se sorprendían de lo mucho que yo ya había investigado sobre el Islam.
A mis 14 años, empecé a hacer ramadán porque mis amigas lo hacían y me parecía algo bueno si era parte del islam, pero entre que no quería que mi familia se enterase y que era una niña y tampoco sabía exactamente el significado del ayuno pues sólo hice algunos días. Al siguiente año o dos años después, no recuerdo exactamente, mis vecinos con los que yo ya tenía mucha amistad y con los que solía romper el ayuno (un hombre, una mujer y sus dos hijas de 3 y 4 años) me dijeron que si estaba tan convencida de que quería llegar a ser musulmana y que si creía en Allah y en Muhammad y que mi religión anterior no me parecía verdadera, pues para que mi ayuno fuese reconocido tenía que decir una frase pero sólo si estaba segura. Ahí fue cuando, sin saberlo, hice mi primera shahadah (testificación de fe) y me sentí muy feliz porque ese año ya haría bien ramadán y me lo reconocerían, pero no sabía que ya era musulmana.
Cada día fui aprendiendo más y más, había cambiado mi forma de vestir un poco porque aunque nunca me gustó ser provocativa, pues quería llamar la atención menos todavía; empecé a interesarme más por los pilares del Islam; mis padres se enteraron de mi ayuno aunque al principio yo les mentía… pero poco a poco se dieron cuenta de por qué había hecho cosas como perder a mis antiguas amigas, no querer comer cerdo porque me daba asco sin saber por qué, yo siempre decía que olía mal jajaja, de por qué vestía tan discreta… y hoy por hoy sé que no les hace mucha gracia que sea musulmana, pero me respetan. Aunque también he de decir que hay familiares míos que no saben que soy musulmana y ni falta que hace porque como sé que me van a rechazar y les voy a perder pues lo que hago es tener el mínimo trato con ellos y no molestarme en explicar algo que son incapaces de escuchar y de entender.
He sufrido mucha discriminación por mis comportamientos, no sólo por parte de los no musulmanes, sino también por parte de musulmanes que me han tratado siempre despectivamente por ser española, he tenido muchos problemas con mucha gente, he perdido a gente que apreciaba, pero aún así eso no me ha hecho cambiar de idea y quizá me ha hecho ser más fuerte para demostrarme a mí misma y al mundo quién soy, por qué soy así y qué he ganado con todo esto, que ha sido muchísimo.
Desde que me enteré de que era musulmana sólo por el hecho de aquella frase que había dicho para que mi ramadán fuera válido, tenía una necesidad de ir a la masjid (mezquita), al centro islámico de Albacete, donde vine a vivir hace años porque en mi pueblo siempre me sentía mal y todo el mundo hablaba mal de mí y me vine aquí a estudiar. No iba al centro islámico por vergüenza, por si el imam (líder religioso) no entendía español y no era capaz de entenderme con él, por si me rechazaban por ser española y tan joven… pero este pasado día 1 de Muharram (primer mes del calendario islámico)  del año 1431 de la Hijra (emigración) hice mi shahadah otra vez en la masjid, delante de testigos, y desde entonces he cumplido esa necesidad que tenía tanto tiempo y ahora estoy muy, muy contenta. Llevo velo siempre que puedo porque para ir a clase pues me recomendaron que no lo llevase (aunque a mí me gustaría), estoy aprendiendo a rezar porque hasta ahora sólo sé Surah Al-Fatihah 1 y un poco más…
Y con un poco más de tiempo y con la ayuda de Allah espero llegar a ser la musulmana que siempre he tenido dentro inshallah (si Allah quiere).