5 oct 2011

Historia de Zahra

Assalamu Alaikum Wa Rahmatu Allah Wa Barakatu

Soy Zahra, de Nicaragua.  
Desde pequeña tuve una vida algo agitada, mi sueño era ser bailarina y desde los 3 años comencé a bailar, mi mundo desde muy pequeña fueron dietas, entrenamientos y escenarios, eso era lo que me hacía feliz.  Sin embargo, al crecer en ese mundo superficial desarrollé una autoestima muy baja que me hacía deprimirme mucho; buscaba felicidad en fiestas, salidas, amigos y en matarme de hambre para no engordar. 
En una esas crisis de depresión, conocí unas chicas que eran muy "religiosas" de un grupo católico tipo convento, hacían hasta voto de castidad, yo tenía 16 años y decidí entrar al grupo, bajé un poco la frecuencia de mis salidas y pasaba casi siempre con esa comunidad, allí se rezaba el rosario, tenían coro y se asistía a misa a diario. Yo estaba bien allí porque no estaba sola, siempre estaba rodeada de chicas de mi edad, sentí que había encontrado "el sentido de mi vida". Ellas predicaban amor y salvación, e intentaban convencer a las chicas del grupo que hicieran el voto de castidad y pobreza, yo lo pensé mucho, pero dentro de mí sentía que no era lo que quería.  Yo quería entregarme a Dios pero deseaba tener familia, esposo, hijos, y cuando les expliqué mi situación me dijeron que hay que elegir si ser de Dios o ser del mundo, que una persona casada no puede ser entregada a Dios.   Después de eso, me dieron la espalda, yo las llamaba pues las creía mis amigas, pero solo se alejaron; esta situación me puso peor, y volví a mi vida de antes.  
Al cumplir 18, en mi último año de secundaria, dejé el ballet y jazz y lo cambié por la danza del vientre, pues estaba muy de moda “El Clon” (la telenovela). No imaginé que sería el primer paso para que mi vida cambiara.   La profesora de baile contaba que la invitaban a bailar a bodas de árabes y nos decía historias de hombres machistas y mujeres sumisas y maltratadas, nos decía que así eran los musulmanes. Bueno, yo decidí investigar más, en internet vi que el mundo musulmán no era a como ella lo decía, lo cual me causó mucho interés. 
Después, en mi colegio (de monjas) tuvimos un proyecto de religión sobre investigar distintas religiones, exponerlas y sacar la conclusión de por qué el catolicismo era superior a ellas. Bueno, a la hora de rifar que religión le tocaba a cada grupo, a mí me tocó el Islam, ¿qué cosas no? En mi grupo nadie quiso trabajar así que me tocó hacer la investigación sola, lo cual me hizo meterme más en ella, al leer más descubrí tantas cosas lindas que al final no sabía cómo "criticarla", lo cual era el punto del proyecto. Lo que más me llamó la atención fue lo de rezar 5 veces ¡por día! y recordé cuando me dijeron que "una persona casada no puede ser entregada a Dios”, y pensé: esta gente no es casada, rezan 5 veces al día ¡igual que en el convento! Además, las mujeres musulmanas se cubrían y no eran monjas, realmente esto me dejo pensando. Pasó el tiempo y yo seguía en mi vida cotidiana, pero secretamente estaba muy interesada en el Islam, donde yo veía libros, disimuladamente los tomaba u ojeaba. Al pasar unos años (ya en la universidad) conocí a un musulmán, intercambiamos correos, pero él no platicaba conmigo como un chico normal, me enviaba correos sobre su religión y una que otras cosas de su vida, y yo le llegué a contar mucho sobre mí, tengo que admitir, me gustaba mucho pero yo pensaba que jamás me iba a juntar con un musulmán, aunque sabía que no eran machistas como los pintan pero tenía un poco de miedo.  
En esos días, estaba preparándome para una presentación de danza del vientre e iba al estudio a practicar todas las tardes.  En los ensayos, conocí a una señora que llevaba a sus hijas a la misma academia a hacer gimnasia, mientras ellas hacían gimnasia, yo tomaba un descanso, ella estaba sola y me senté a su lado, me dijo que le gustaba mucho mi baile, yo le dije que por qué no entraba a las clases de la noche y me dijo que no podía, que no era bueno, obviamente le pregunte por qué y me dijo que era musulmana, que en el Islam no es permitido.  Al decirme eso me quedé helada y sentí un poco de pena, pero ella tenía una sonrisa y desarrollé una amistad con ella.  Recuerdo que el día de la presentación de bellydance yo iba manejando con mis accesorios y ropa de lentejuelas al teatro donde sería la presentación y en el semáforo vi por la ventana a la señora musulmana con su familia en el carro de al lado y la saludé, realmente ese momento lo sentí eterno, la vi a ella, que aunque no usaba velo estaba tan cubierta, sentí algo dentro de mí que duró toda la noche. Recuerdo que a la hora de bailar no fue como las otras veces, sentí pena por primera vez en la vida, solo quería que la música terminara y bajarme de allí, no sabía qué estaba pasando.  No vi a esa señora por unos meses, de pronto un día llegué a mis clases de baile y me dijeron que en la otra sala una señora vendía joyería árabe, cuando fui, vi a una mujer con velo, al darse la vuelta ¡era ella!, me emocioné mucho al verla con hijab (velo y ropa para cubrir el cuerpo),  ella se sorprendió de mi alegría por verla con hijab, me dio su email y estuvimos en contacto, me hablaba más sobre el Islam y lo que el hijab representaba.   
Por otro lado, yo seguía mi amistad con el chico musulmán, le conté de esta señora que me hablaba del Islam, él se hizo el loco (después me di cuenta que era porque él no quería que sintiera que quería influenciarme para interesarme por el Islam), solo me dijo que me seguiría explicando del Islam si yo le preguntaba.  Después de muchas pláticas con la señora musulmana, me llevó a la masjid (mezquita), conocí a la esposa del Imam (líder religioso), ella abrió la puerta, la vi con su jilbab (capa de ajuste de largo y suelto que cubre el cuerpo) y velo y con una cara de paz, su tono de voz era muy moderado. Ella me dio libros y me habló del Islam, yo quería llorar, sentí que quería ser como ella, inspiraba tanta paz, sinceridad, y noté algo en el Islam que no había sentido antes, esta religión daba respuestas no preguntas; otras religiones generan dudas, y la respuesta siempre es "es un asunto de fe" pero en el Islam todo tiene lógica y te invita a entregarte a Dios y a vivir una vida normal y te guía en todas las acciones de tu vida, ¡hasta cómo comer!  Al salir de allí, dejé toda mi ropa chiquita y lo que más me costó, el baile. Quería ser distinta, comprendí por qué cubrir mi cuerpo, vi que esos bailes y exhibicionismo no me traían nada, pero el Islam me traía una felicidad que no me costaba dejar nada.  
Empecé a ir a clases a la masjid, y al venir el ramadán, iba después de quebrar el ayuno pero solo veía y escuchaba.  La primera vez que fui me quedé afuera porque llegué algo tarde y comencé a llorar, cada vez que escuchaba "Allahu akbar"(Allah es el más Grande) sentía un nudo en la garganta y pedía perdón por todo lo malo que había hecho en mi vida, y comencé a rezar que quería ser otra persona, alguien nuevo entregada a las cosas ya no mundanas sino a lo que realmente tiene valor.  A las dos semanas decidí hacer shahadah (testimonio de fe), claro pasé por muchas noches sin dormir, leyendo el Corán todas las noches (en internet) y tenía mucho miedo, sabía que mis amigas me iban a dar la espalda, técnicamente estaba sola con mi decisión, pero aun así la tomé.   Ayuné medio día para prepararme y un viernes le dije a mi mama que iba a salir a una fiesta, pero me fui a la masjid, irónicamente iba con una camisa manga corta y una manga larga por dentro que la remangue para que mi mama no me viera tan cubierta, y en el carro le baje las mangas. Llegue a la masjid y antes de la oración hice shahadah, y sentí como si me hubieran quitado cadenas de mis manos y era libre, solo así lo puedo describir.  
Comencé a aprender a rezar y tuve muchos pleitos con mi mamá porque me negué a ir a misa y para ella fue un shock que dejara de maquillarme y bailar. Yo estaba feliz, pero muy sola. Mis amigas eran unas señoras de la masjid, una que otra de la universidad, y pues compartía mi vida con el muchacho que conocí, nos seguíamos hablando por internet. Llegó un momento que él se sorprendió por mi cambio de vida y nos acercamos un poco más, de pronto me pidió que fuera para allá, no pude, entonces él dejó su trabajo y vino para acá a pedir mi mano para casarnos.  Cuando él vino, mi mamá nos hizo la vida imposible, hasta llamó a la policía y decía que era un árabe que me raptó y que los árabes quemaban vivas a sus esposas. Nos casamos en una ceremonia muy humilde, sin traje de novia, yo me casé de abaya (prenda larga que cubre el cuerpo) negra y él de jeans y camisa, nuestro brindis fue soda en vasos descartables, pero ¡yo estaba feliz! 
Fuimos a vivir en un apartamento del tamaño de una habitación pero realmente éramos felices.   Después, mi mama se enfermó y él fue a verla en son de paz, realmente para mi mamá fue sorpresa ver tanta humildad su parte y aceptó que yo estuviera en el Islam (claro no feliz pero ya dejo de pelear) y a él como mi esposo Alhamdulillah (Gracias a Allah).  Yo sigo aprendiendo claro y me falta mucho pero inshAllah (si Allah quiere) con el tiempo aprenderé más, pero realmente el Islam cambio mi vida, y lo repito, ¡nunca había sido tan feliz!