Juwayriah radiyallahu anha (que Allah esté complacido con ella), era hija de Harith bin Abi Dharar, quien era el líder de la tribu de los Banu Mustalaq. Ella, radiyallahu anha, nació poco antes de la venida del Islam. Fue criada entre lujos como una princesa. Era inteligente, sabia, excelente en el lenguaje y estilo literario. Su primer esposo, fue un joven de la tribu de los Banu Khuza’ah llamado Musafa bin Safwan. Su padre, Harith Bin Abi Dharar, se encontraba planeando con su tribu un ataque en contra de los musulmanes que se encontraban en Madinah (Medina), por lo que el Profeta, sallallahu allayhi wasallam (la paz y las bendiciones de Allah sean con él), alertó a sus tropas para que se prepararan para la batalla. Antes de combatirlos, se invitó a Banu Mustalaq a aceptar el Islam y a seguir viviendo en sus respectivas tierras con paz y seguridad, sin embargo, la tribu no aceptó y declaró la guerra dando lugar así a la batalla de Al Muraysei, en la cual murieron diez personas, entre ellas, el esposo de Juwayraiah, radiyallahu anha. Las demás personas de la tribu fueron capturadas y tomadas como esclavos, de manera que Juwayraiah, radiyallahu anha, pasó a ser esclava de Thabit bin Qais Ansari. Ante esta desafortunada situación, Juwayraiah, radiyallahu anha, buscó la oportunidad de hablar con el Profeta, sallallahu allayhi wasallam, y exponer su caso, indicándole lo difícil que le era conseguir los recursos para pagar por su libertad, ya que ella no podía pasar el resto de su vida como una esclava, después de haber sido criada en un trono de oro y estar acostumbrada a dar órdenes. El Profeta, sallallahu allayhi wasallam, se conmovió al escucharla, pagó para que fuera liberada y le propuso matrimonio. Ella, radiyallahu anha, cuyo nombre era Barah pasó a llamarse Juwayriah y a formar parte de la casa del Profeta, sallallahu allayhi wasallam. Su conversión al Islam y su matrimonio con el Profeta, sallallahu allayhi wasallam, le dieron la bendición de ser Madre de los Creyentes, pero ésta no fue la única bendición que Allah le concedió, sino que también, a través de ella, radiyallahu anha, Allah benefició a la gente de su tribu con la libertad y la guía del Islam, ya que cuando los musulmanes supieron del matrimonio del Profeta, sallallahu allayhi wasallam, con Juwayriah, radiyallahu anha, empezaron a liberar a todos los prisioneros de su tribu, quienes posteriormente también abrazaron el Islam. Juwayriah, radiyallahu anha, no solamente tenía una belleza excepcional, sino que también tenía mucha gracia, elegancia y elocuencia. Algunos comentadores han mencionado que Juwayriah, radiyallahu anha, que 3 días antes de que el Profeta, sallallahu allayhi wasallam, llegara, ella, radiyallahu anha, vio en sueños que la luna venía hacia ella, radiyallahu anha, desde Madinah y ésta caía en su regazo, este sueño se refería justamente a su posterior matrimonio con el Profeta, sallallahu allayhi wasallam. La mayor parte del tiempo, Juwayriah, radiyallahu anha, se dedicaba a la oración. En una ocasión, el Mensajero de Allah, sallallahu allayhi wasallam, salió de su cuarto mientras que ella, radiyallahu anha, todavía estaba haciendo la oración del amanecer. Él, sallallahu allayhi wasallam, regresó más tarde esa mañana y ella, radiyallahu anha, todavía estaba sentada el mismo lugar, por lo que él, sallallahu allayhi wasallam, le preguntó: “¿Has estado sentada en el mismo lugar desde que me fui?”, ella, radiyallahu anha, respondió: “Sí”, entonces el Profeta, sallallahu allayhi wasallam, le dijo: “Yo recité cuatro frases tres veces después de que me fui, y si estas frases fueran puestas en la balanza pesarían más de lo que has estado recitando desde el amanecer. Estas frases son: ‘Subhana Alah wa bihamdíhi, a'da da jalkihi, wa ridha nafsihi, wa zinata a'rshihi, wa midada calimatihi’ (La Gloria sea para Allah y toda la Alabanza es para Él tanto como el número de Sus creaciones, Su complacencia, el peso de Su Trono y la extensión de Sus palabras).” La historia de Juwayriah, radiyallahu anha, nos muestra las bendiciones que Allah concede aún en las situaciones que parecen más difíciles y nos muestra las nobles razones del matrimonio de Juwayriah radiyallahu anha con el Profeta, sallallahu allayhi wasallam. Ella, radiyallahu anha, murió alrededor de sus sesenta y cinco años de edad, en el año 50 después de Hijrah (Emigración).
Fuente:
Artículo "Juwayriah bint Harith"
Libro:
Great Women of Islam
Autor:
Mahmood Ahmad Ghadhanfar
Traducido del árabe al inglés por:
Jamila Muhammad Qawi
Revisado por:
Sheikh Safiur-Rahman Al-Mubarakpuri
Editado por:
Muhammad Ayub Sapra
Muhammad Farooq
Publicado en:
Copyright:
© Darussalam
Resumen y Traducción del inglés al español por:
Este artículo es una versión breve del artículo original, este resumen ha sido realizado y a la vez traducido del inglés al español por "Islam Para La Mujer Hispanohablante".